Me han de permitir que sea el propio Amaro quien también acaudille esta sección, por aquello de hacer de este cuaderno de bitácoras de modernidad inusitada, un lugar propio donde acomodarlo y dar cuenta sin tapujos de su ideario, con una imparcialidad tan prometedora como soñada dados los tiempos en que viven, y por añadidura apostillaría de la lucidez de sus pensamientos, será una nueva manera de entender el mundo a los ojos de un buen y singular cubero.
Y disculpen los tiempos verbales si en algún momento les resultan desafinados, entiendan que a veces como tantas no quisiera, la mimetización del autor con el personaje traspasa las lindes marcadas, aún a riesgo de entrar en disputa. No se lo tengan en cuenta, que tampoco yo (vaya nombres con que bautizáis a los personajes de ahora) las tendré de las suyas. No obstante, muestra de la humildad y talante, estoy abierto, y además aconsejo, corrijan todo aquello que hayan de corregir, pues uno dista leguas de ser un Ilustrado incluso entre sus pretensiones, y aprender es un acto que nos dignifica, porque en ello va el reconocimiento y la aceptación de cuan ignorante recorremos nuestras vidas.
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