ntes que el impedimento me halle, les serviré la narrativa de un fugitivo del tiempo, que no quiso historiador para sí mismo y la diera en detalle. El porqué, es un hecho que aún no ha trascendido para mal de las inquietudes de algunos, e intereses de otros tantos que no dan credibilidad a lo poco que de él se sabe, y por responsabilidad he de admitir, que también mantiene en vilo las creencias históricas que asentaban el ideario que un servidor conserva en la memoria; y algunas de las investigaciones en las que ando sumergido, son inesperadamente inquietantes para la comprensión de nuestro pasado, y la conexión entre algunos personajes de gran calado, incluso en nuestros tiempos, según cuando sean leídas estas letras.
En aras de un fluido caudal en el entendimiento, versaré esta historia y todo cuanto de este personaje acontezca, con la inventiva limitada entre mis palabras, mezcolanza de lenguas ya guardadas y útiles las que están en curso. Sírvanse pues de la misma en la medida en que os amenice, que si ese no fuere el caso, no ha de dar cuentas en su contra, ni fama que en su lecho lo atormente, más gana quien elude por apatía, que quien por arrogancia convierte su ignorancia en osadía.
Y condescendiente que soy entre otras de mis virtudes y habiendo en lo extenso lo tedioso, daré estocada a este preámbulo con un pequeño escrito a modo de borrador, y que fue hallado con otros tantos entre sus pertenencias, en la que fue, su última restauración del "Santa Catalina" allá por las Carlistas. Un buque del que también se sabe tanto como tan poco y del que nuestro capitán tiene mucho que contarnos. Escrito que han de permitirme mostrar en la próxima entrega por el tiempo que se me va en ello, pues he de dar formato y comprensión a una caligrafía casi jeroglífica, como se muestra en el fondo que aquí se visualiza.
©CapitanAmaro
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