CAPÍTULO I: Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la Mancha.
Al margen de su perpetuo e universal comienzo, en el que se desconoce realmente a qué lugar se refería, no existen diálogos o reflexiones que para sus uso destaque en este capítulo. Mas no debemos dejar al pase este carro que trae consigo tanta incertidumbre.
Hay quienes piensan que no es más que un comienzo narrativo como si de un cuento se tratase, pero como dato curioso a reseñar ,apostaría parte de mi honra, a que conocedor que era, como así lo reconoció más tarde en boca del bachiller Sansón Carrasco, de la relevancia que alcanzaría su obra, fue hecho intencionadamente para mantener entretenidos a los estudiosos de su historia, intuición personal que refuerzo con el final de la obra. Pero aún queda trecho para eso.
La grandeza de Cervantes no podía despreciar su obra con un vulgar comienzo, y, o bien lo hizo como uno piensa, o bien dejó huellas en su obra para dar con lo que no quiso en su principio, siendo ambas conjeturas buena pareja para la danza. Nótese, que no dijo "En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no puedo, no logro, o no debo acordarme.", sino que dijo expresamente que no lo quería, toda una declaración de intenciones.
Otra teoría, no menos desdeñable, es que la primera parte de la obra fue escrita en la cárcel, vaya con ello este dato curioso para esta entrada. Sí, Cervantes estuvo entre rejas más veces de las que quiso, y por coincidencias cronológicas muchos aventuran en sus afirmaciones, que más que una condena, fue lo que libró al famoso hidalgo de perecer en el regazo de sus musas. Y con ello la alusión metafórica de no querer acordarse de ese lugar tan inhóspito e insalubre que deberían ser las cárceles por aquella época, en el que fue parido el personaje. Realmente no se sabe con certeza, si fue escrito o imaginado durante su estancia involuntaria, pero por las coincidencias cronológicas con el tiempo que le tuvo a entretener dicha obra, el famoso Don Quijote, debió también sentir el frío metal de los barrotes.
Desde el S. XVIII los cervantinos creían, que ese lugar correspondía a Argamasilla de Alba entre otros lugares con menos fuerza, pero estudios actuales como el que les sirvo en este enlace, lo sitúan en Villanueva de los Infantes. Ambos a medio camino entre Ciudad Real y Albacete. En cualquier caso, esa zona y sus aledaños son con toda probabilidad el lugar de referencia donde se hallara la hacienda, y aunque a veces se habla involuntariamente de Don Quijote como real y no ficticio, uno que ha andado por aquellas tierras dejándose impregnar por el espíritu hidalgo, más parece haberle dado vida al autor su personaje, que de lo contrario; y no es cosa descabellada lo que digo, a veces uno es nadie, hasta que da con quien ha de protagonizarlo.
Un comienzo, doce palabras que todo españolito y medio mundo también, sabe a pies juntillas, y a poco que uno alcance investigar sabe que una sola obra más, está por encima.